Son las 5:43. Acabo de hacer algo horrible, muy horrible. Necesito contarlo.
Me costó demasiado hacerlo, pero es así cuando de verdad querés lo mejor.
Eric Draven, amigo, sólo tu y unos pocos otros que ayer compartimos mesa saben ciertas cosas, que me entristecen. Luego de que se las conté a ustedes pude al fin dormir de un tirón, desde que llegué a casa hasta las 3, y me desperté con necesidad de hacer algo con respecto a uno de los temas que me están matando.
El otro tema ya se verá, aunque dudo mucho que algo se solucione. Ya me lo habían dicho: "y buep... la vida es así". Y no le erraron, es así de difícil; pero es así de divertida también muchas veces. Supongo que el durazno siempre vendrá con pelusa, y que esa pelusa es más gruesa mientras más te interesa el fruto.
Como dije, a las 5:43 hablé con él. Hablamos un rato largo.
Le pedí que la cuidara mucho. Ojalá la haga muy feliz.
(NOTA: Esta historia sobre mi sobrina no le interesa a nadie, seguramente, pero la dejo por pedido expreso del señor Draven. No puedo escapar a su sabiduria.)